jueves, 29 de marzo de 2012

EL MENSAJE DE LA MARCHA

Me he dedicado a observar los comentarios sobre la Marcha Indígena y a lo dicho por tantas personalidades quiero agregar mi visión.
Cuando la Marcha llegó a Quito se evidenciaron varias cosas.
El miedo del gobierno
Recurrió a toda clase de juegos obstruccionistas. Suspendió las licencias de movilización para buses interprovinciales que pretendían traer a marchantes de todo el país. Esa prohibición no rigió para el gobierno que trajo buses de manifestantes a su favor.  Algunos de ellos le confesaron a la prensa independiente que llegaron pagados. En el  Parque de El Arbolito les vimos bien alimentados y atendidos.
La mentira del gobierno
Los economistas del gobierno son malos con los números o mentirosos. Decían que han llegado a respaldarles 60 mil gentes. Las matemáticas dicen que si una manzana urbana mide una hectárea y una hectárea tiene 10 mil metros y cada persona ocupa un metro de espacio, en la Plaza Grande no entran más de 10 mil personas. Si estuvo tres cuartos llena, como decía una nota de prensa, significa que no hubo más de 7500 personas.
Aparentaban ser más porque andaban como nómadas, de plaza en plaza.
La irresponsabilidad del gobierno, concretamente de la vicepresidencia
En un momento tan candente, de alto riesgo, la vicepresidencia convocó a discapacitados a la Plaza de San Francisco. ¿Qué hubiera sucedido si había un enfrentamiento entre los pro y los contras? Los discapacitados habrían sido vistos en la mitad de la trifulca, ofreciendo un espectáculo macabro. Para las fotos y las cadenas esas imágenes habrían  estado bien, pero fue una actitud irresponsable que nadie ha criticado. ¿Se pretendía usar a esa gente como escudo humano?  De los políticos se puede esperar todo.
Los frentes que el gobierno no ha podido romper
En el otro lado de la moneda se vio cuan equivocados andamos los mestizos al decir que “los indios han sido comprados por el gobierno con regalitos”. Al comentar eso con un amigo extranjero que trabaja con ellos me decía: “Qué poco conocen los ecuatorianos a los indígenas”, y tiene razón. Ellos reciben los regalitos, pero mantienen una unidad tan férrea que el gobierno no ha conseguido romper pese a llevarse a algunos ‘felipillos’, como se ha llevado ‘felipillos’ burócratas, intelectuales, policías, periodistas, militares, curas, defensores de derechos humanos, lideresas, etc. Y esa unión se hace más fuerte cada vez que con racismo solapado el gobierno les ataca por sus ponchos, plumas y menosprecia su intelecto.
El movimiento indígena, junto con los periodistas y los militares, son los frentes que el gobierno aún no consigue romper, pese a los ‘felipillos”.
Los frentes que vuelven a unirse
Otro asunto que llamó la atención en la Marcha fue que sectores severamente divididos por el gobierno, como los maestros, organizaciones barriales, intelectuales de izquierda, están volviendo a unirse.
Los derechos humanos evidenciaron que están partidos. El bloque de Elsie Monge de donde salieron muchos ‘felipillos’ que pintaban para líderes, estaba a favor de la Marcha, mientras la argentina Estela de Carlotto, presidenta de las abuelas de la Plaza de Mayo, defendía al gobierno ecuatoriano.
El mensaje de la Marcha fue claro: hay que gente que no se vende ni se doblega.

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