domingo, 10 de junio de 2018

ESTAMOS PAGANDO LA DROGADICCIÓN CON NUESTRA SANGRE. ¿LA LEGALIZACIÓN ES LA SOLUCIÓN?

Acabo de leer esta nota: ‘Procesados en Argentina por lavado de dinero la viuda y el hijo de Pablo Escobar Gaviria’ y, como a muchos debe haberles sucedido, muevo la cabeza y absorbo un aire de frustración. Tanta sangre, para nada. Los narcos siguen en sus negocios directamente o a través de sus testaferros y herederos.
Los dos dijeron que nada tenían que ver con los negocios de ‘papi’ Escobar que hizo su fortuna matando a tres periodistas colombianos famosos: Guillermo Cano, director del diario El Espectador; Diana Turbay, periodista hija de un ex presidente de la república; y Jorge Enrique Pulido.
En total fueron 5.500 personas asesinadas por el cartel de Medellín entre 1989 y 1993, la tercera parte de las 15.000 personas que según los estimativos de las autoridades, murieron en los últimos 20 años en Colombia relacionadas con la guerra contra el narcotráfico.
Detalles en: CAPOS CAIDOS HISTORIA NARCOTRAFICO. 20 AÑOS DESPUÉS DE LA MUERTE DE PABLO ESCOBAR. Diario El Tiempo de Colombia.
Ahora los duros de los duros son los mexicanos que en apenas 10 años han multiplicado por 10 la cifra de muertos colombianos por narcotráfico. ‘Desde 2006 hasta 2016, se estima que la guerra de México contra las drogas le ha costado la vida a aproximadamente 160.000 personas’ (dato de la BBC de Londres).
Son asesinatos enfermizos porque culminan con acciones macabras que recuerdan a los tiempos de los caníbales. Cuelgan los cadáveres de los puentes a desnivel, los disuelven en ácido, etc.
Vea esta nota: ‘El macabro final de tres estudiantes en México que fueron asesinados y disueltos en ácido tras ser confundidos con narcos’. BBC, 24 de abril 2018. http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-43879259
Además, Escobar como todos los narcos, entonteció y enfermó a millones de jóvenes que por su adicción destruyeron sus vidas, a sus familias y han puesto en jaque a sus países.
En Estados Unidos la drogadicción ha empezado a verse como una epidemia y a sus víctimas como desechables. Según el diario El País de España, solo en el 2016, 60.000 personas perdieron la vida por la epidemia de la drogadicción, o sea, 166 por día. Entonces, el sheriff Richard K. Jones del condado de Butler, Ohio, ‘ha decidido que sus agentes no lleven ni administren Narcan (naloxona), un antagonista de la heroína que revierte de modo fulminante la sobredosis’. Los afectados por sobredosis se quedan tirados en las calles, para morir.
Detalles en: La ‘solución Middletown’ a la epidemia: dejar morir a los drogadictos. Diario El País de España. 25 de julio 2017.

ECUADOR EMPEZÓ A PONER SUS MUERTOS
Pero los narcos -a quienes se unieron los ‘revolucionarios’ convencidos de que con la droga acabarían con los ‘imperialistas’- no hace daño solo al ‘imperio’, también a los países pobres.
Desde cuando el gobierno correísta aflojó los controles, en Ecuador estamos viendo un crecimiento del consumo de drogas de jóvenes, incluso niños, y a varios involucrados en el tráfico de la droga en los centros educativos, en las calles, matándose para defender su territorio narco.
La Secretaría Técnica de Drogas reportó en su última investigación de 2015 que el 15,96% de los jóvenes universitarios ecuatorianos consumieron en alguna ocasión marihuana. En 2012, un estudio realizado en cuatro países de la región determinó que el 8,8% de los universitarios ecuatorianos usaba marihuana. O sea, hubo un aumento del 7%.
Últimamente preocupa el alto consumo de la droga H que sería la causante de muertes por sobredosis.
Detalles en estas notas: ‘Consumo de marihuana aumentó en los últimos tres años en Ecuador’.
‘Sobredosis de droga le habría quitado la vida a adolescente’. El Universo. 8 de agosto 2017.
‘Muertes por drogas dejan dolor en familias’. El Comercio. 23 de julio de 2017.
Como si este envenenamiento fuera poco, empezamos a dar nuestro tributo de sangre. Narcotraficantes-guerrilleros mataron en marzo de este año a los primeros ecuatorianos, cuatro militares emboscados: Luis Mosquera, Jairon Sandoval, Sergio Elaje, Wilmer Álvarez; tres compañeros periodistas de El Comercio secuestrados y asesinados: Javier Ortega, Paúl Rivas, Efraín Segarra. Y hasta ahora sus asesinos no nos devuelven sus cuerpos.
‘No es justo que paguemos con nuestra sangre el vicio de los gringos’, me dijo alguien que cree que la violencia, la corrupción narco, solo se parará con la legalización del consumo de drogas. Muchas personas piensan igual, pero la idea no es nueva, data de hace 78 cuando México lo hizo de manera exitosa. Paradójicamente, Estados Unidos que ahora se queja de su ‘epidemia’, presionó para que no continuase.

MÉXICO EL PRIMERO EN LEGALIZAR
El 15 de abril 2018, Benjamin Smith publicó en la BBC de Londres esta historia: ‘El año en el que México legalizó (brevemente) las drogas’. Vale la pena resumir este hecho inédito:
‘Leopoldo Salazar Viniegra, médico de formación, estudió psiquiatría y neurología en Francia antes de regresar a México.
En 1938 fue puesto a cargo del Hospital de Drogadicción de Ciudad de México. El lugar estaba repleto. Al igual que EE.UU., México encerraba a miles de adictos cada año.
Durante los siguientes dos años, Salazar escribió una serie de artículos académicos y participó en entrevistas de prensa que no solo criticaban el status quo prohibicionista sino que también establecían el marco para un mejor sistema.
Sobre la base de sus estudios, Salazar propuso el fin de a la prohibición y sugirió una combinación de educación, tratamiento farmacológico y ayuda psiquiátrica y establecer un nuevo monopolio estatal de drogas. Pero tuvo varios opositores en su país y de Estados Unidos.
Pese a ello, el 5 de enero de 1940, el presidente de México, Lázaro Cárdenas, hizo algo verdaderamente revolucionario: promulgó el nuevo Reglamento Federal de Toxicomanías.
La legislación eliminó los viejos edictos punitivos sobre los delitos de drogas, autorizó a los médicos a recetar narcóticos a los adictos, estableció clínicas ambulatorias para ayudarlos y formuló peticiones más amplias para tratarlos como enfermos y no como criminales.
La venta y la compra de pequeñas cantidades de drogas, incluida la marihuana, la cocaína y la heroína fueron efectivamente despenalizadas.
Los delincuentes a pequeña escala fueron liberados de la cárcel y de las clínicas de adicción a las drogas de la ciudad.
Los agentes de policía redujeron drásticamente los arrestos por delitos de drogas y se establecieron media docena de dispensarios en Ciudad de México.
La morfina del gobierno se vendía a 3,20 pesos el gramo. En la calle, la misma cantidad de heroína costaba entre 45 y 50 pesos. Además, estaba muy diluida con lactosa, carbonato de sodio y quinina. Un gramo puro probablemente costaba cerca de 500 pesos.
Esos precios socavan a los distribuidores: los traficantes de Ciudad de México perdían 8.000 pesos al día.
Apenas cinco días después de la introducción de la ley en México, el departamento de Estado de EE.UU. invocó las enmiendas de 1935 a la Ley de Importación y Exportación de Estupefacientes.
Las enmiendas le permitieron a EE.UU. establecer un embargo de exportación de narcóticos como la morfina y la cocaína cuando considerara que los objetivos de un país no eran ni médicos ni científicos.
Y a los seis meses, el 7 de junio de 1940, el gobierno mexicano declaró que la escasez de cocaína y morfina debido a la guerra impedía que el plan funcionara. El mes siguiente se introdujo de nuevo la antigua legislación punitiva de 1931.

PERSONALIDADES APOYAN LA LEGALIZACIÓN
Pese a este fracaso, la idea de la legalización ha estado flotando. Diecisiete personalidades conformaron la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, entre ellos: los ex presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; México, Ernesto Zedillo, y Colombia, César Gaviria; los escritores Enrique Krauze y Mario Vargas Llosa.
Después de una reunión en Río de Janeiro, el 12 de febrero 2009, elaboraron un documento que decía: ‘Frente a una situación que se deteriora cada día con altísimos costos humanos y sociales, es imperativo rectificar las estrategias de la guerra a las drogas, aplicadas en la región durante los últimos 30 años’. Y resolvieron dirigirse no sólo a los responsables de sus respectivos países, sino también a todos los Gobiernos de América Latina, así como a los EE. UU. y la Unión Europea, para recomendar la despenalización del uso personal de la marihuana, con fines médicos.
Según Cardoso, solo pidieron la despenalización del uso de marihuana porque haber extendido la petición a las llamadas drogas duras habría sido además de poco realista muy poco eficaz.
Varios Estados de los Estados Unidos, Uruguay en Latinoamérica y algunos países de Europa acogieron esta idea. Ecuador está con ese proyecto en la Asamblea. Es una opción para detener la violencia narco que debe analizarse detenidamente para evitar que los mismos narcos saquen provecho del negocio de la marihuana, la de menor consumo entre todas las drogas.

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