domingo, 12 de mayo de 2013

JAGUAR DE JAGUARES

*Voy a empezar con chismecillos escuchados durante esta semana. En el Hospital de Niños Baca Ortiz, de Quito, hay 1.000 cirugías postergadas porque no hay los equipos técnicos necesarios y suficientes para las intervenciones quirúrgicas. La ‘revolución ciudadana’ les ha dicho no hay plata y punto. Mientras se espera el milagro de una solución al problema, las operaciones vienen postergándose y postergándose, los niños en estado grave muriéndose y muriéndose, y los cirujanos trabajando a medio gas, con salario completo porque la ‘revolución’ les convirtió en burócratas.
*Otro chismecillo. Los médicos cubanos no vienen al país gratis, el gobierno ecuatoriano pagaría por cada uno un salario que en algunos casos superaría los 5.000 dólares. Pero el gobierno ecuatoriano no le paga al médico, sino al gobierno cubano que les paga a sus médicos un salario de miseria. Si la cosa funciona así como dicen, parece ‘trata de blancas’: comercian con el ser humano. Este chisme se confirmó el sábado 11 de mayo 2013. En la página 8 de El Comercio hay una nota que dice: ‘Ecuador compensará a Cuba con 15000 toneladas de arroz’ por la “cooperación en salud y educación”. Y muchos que creíamos que Cuba nos daba todo gratis. Vea la nota en: http://www.elcomercio.com/negocios/Ecuador-compensara-Cuba-arroz_0_917308368.html
*Tanto escuchar hablar del jaguar recordé una columna que escribí en el 2009 en el diario El Telégrafo, a propósito del lanzamiento de un libro sobre un jaguar. Imaginé se trataba de un libro de ecología. No. Era la biografía del señor Caranqui, enjuiciado por narcotráfico. Él era el jaguar. A continuación la Ayudamemoria:

Columna 16 febrero 2009
LOS CUIDAJAGUARES
Por Mariana Neira

Una noche, hace dos años, sentí la necesidad de salir a caminar. Recordé que había recibido la invitación de una Ong de derechos humanos para el lanzamiento de un libro. La revisé y esa institución no me era familiar. Debe ser nueva, pensé. Me llamó la atención que en su nombre se fusionaran las palabras “derechos humanos y ecología”. Más aún, que fuera a lanzar un libro sobre un “jaguar cautivo”.
Fui al acto. Era en el hotel más lujoso de Quito. Llegué convencida de presenciar el lanzamiento de un elegante libro ecológico.
Colocada en un lugar discreto pude ver entre los invitados a personalidades. A poca distancia mía se sentaron unos jueces. Se llenó el salón.
Abrió el telón una ex estrella de la televisión, presentadora oficial del programa. Le dio la palabra al máximo directivo de la Ong, un desconocido a quien nunca le había visto en faenas de defensa de los derechos humanos. De manera ambigua se dedicó a hablar de un jaguar injustamente encerrado, del atentado que se había cometido en contra de los derechos humanos de ese jaguar. Me confundió. ¿El individuo hablaba de un animal o de un ser humano? Pude descifrar el enigma al final de su intervención cuando le invitó al pódium a la hija del jaguar, un personaje famoso encerrado en la cárcel por narcotráfico y asesinato a policías.
¿Dónde me metí?, me pregunté. La misma reacción noté en la mirada de varios presentes, incluso de los jueces.
Después del discurso que con muchas lágrimas dio la niña en defensa de su padre, intervino un religioso, mano derecha de militares y políticos, para bendecir el libro y al preso. Fin del acto.
Varios nos levantamos como resortes y aceleramos el paso para huir de las fotos, de la televisión, del brindis. En el camino comentamos el chasco. No se trataba de un libro de ecología, sino de la biografía y defensa de un narcotraficante. En la puerta otra sorpresa: querían obligarnos a recoger el libro y firmar en un registro. Escapó el que pudo.
Qué fácil es infiltrarse en las organizaciones. Qué fácil es armar instituciones falsas en sus principios para conseguir un fin y desacreditar a otras.
Las instituciones de derechos humanos son la mayor tentación para una infiltración porque en las décadas de los 70 y 80 adquirieron mucho prestigio y credibilidad al enfrentar con valentía a las dictaduras del sur que masacraron a la gente de izquierda, obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes. Entonces, se empezó a verlas como peligrosas protectoras de “comunistas”, a calificarlas de “comunistas”. Había que vigilarlas, penetrarlas, desprestigiarlas, dividirlas.
En Ecuador, después de la masacre de los zafreros de Aztra, en 1977, dos monjas misioneras, Elsie Monge y Laura Glynn, muy cercanas al “comunista” obispo de los indios, Leonidas Proaño, crearon la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, CEDHU (1978). Es la iniciadora de esta defensa en el país. Al poco tiempo, en 1980, apareció en Quito la ALDHU (Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos). En 1984 la APDH (Asamblea Permanente de Derechos Humanos). Así, sucesivamente. Algunas, para cuidar jaguares.

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