lunes, 28 de septiembre de 2020

PRESIÓN CIUDADANA PARA ELIMINAR LA ESTRUCTURA DE CORRUPCIÓN CORREÍSTA

Por Mariana Neira

@MarianaNeiraL

Solo la presión de los ciudadanos podrá desarmar la estructura de corrupción correísta que sigue operando en todo el país. Esta presión debe empezar por elegir a un presidente honesto, sinceramente decidido a erradicar este mal. Será un proceso largo y difícil porque el gobierno de la ‘revolución’ dejó una generación adiestrada para el robo al Estado.

Los corruptos correístas están en todas las instituciones y empresas públicas del país por las cuales rotan, especialmente los ‘millennials’ que en Quito (sede del gobierno) adquirieron habilidades para hacer negociados en las compras públicas. Ahora ellos asesoran a los directivos de esas entidades y/o manejan directamente los departamentos financieros, legales y de auditoría.

Decidieron instalarse en las ciudades pequeñas donde muchas instituciones y empresas públicas están dirigidas por correístas con piel de morenistas que les dan trabajos con perfil bajo hasta cuando se ‘enfríen’ las auditorías de la Contraloría concentradas en las grandes ciudades. Las ‘contralorías’ de las ciudades pequeñas funcionan lento porque les tienen miedo a las autoridades locales denunciadas.

La ciudadanía empuja

Lo interesante es el comportamiento ciudadano. Harta de la corrupción, la gente hace denuncias verbales o con documentos, y empuja en busca de un castigo legal. La bandera de esta lucha la llevan algún medio de comunicación, alguna comisión de anticorrupción, enfrentados por los correístas corruptos que, al puro estilo de los maestros de la publicidad, ‘los alvarado’, lanzan insultos, calumnias, hasta amenazas a través de la redes sociales y/o compran espacios en medios de comunicación afines para difundir sus ‘éxitos’ con los cuales tratan de tapar las irregularidades.

Es una ‘guerra’ local entre corruptos y no corruptos que casi no llega a los oídos de Quito y Guayaquil.

Eso lo pudimos ver desde el pico de la pandemia en la provincia de Chimborazo. Hay denuncias en contra del Prefecto, de los alcaldes de Riobamba, y Guamote, del gerente de la Empresa Eléctrica, realizadas por la Comisión de Anticorrupción y el diario La Prensa.  El ex alcalde de Penipe fue sentenciado recién a 8 años de prisión por peculado y los chimboracenses no pierden la esperanza de que, si no lo hizo este gobierno, el próximo realizará una limpieza ética. ¡Sueños! Todos tenemos derecho a soñar.

Pasarán años para que esa limpieza suceda porque la corrupción está muy metida en la estructura del Estado y en la mente de la generación que maduró  bajo el modelo de corrupción construido por sus líderes, nada más ni nada menos que por el ex presidente de la república Rafael Correa y el ex vicepresidente Jorge Glas.

¿Y la Placa y los ‘perdones’?

Según la sentencia del caso ‘Sobornos’, Correa, Glas, más 8 funcionarios condenados junto a 10 empresarios (coimados y coimadores) deberán colocar en el palacio presidencial una placa con este texto: “Los recursos públicos siempre se deberán administrar honradamente y con apego irrestricto a la ley, la función pública es un servicio a la colectividad, con sujeción a la ética como principio rector”. También están obligados a expresar “disculpas públicas en la Plaza de la Independencia de Quito”. Además, a “asistir y acreditar el cumplimento de capacitación por 300 horas sobre un curso de ética laica y transparencia en la administración pública”.

Ya empezó a ejecutarse la sentencia y algunos ecuatorianos se muestran frustrados.

A Correa y Glas les quitaron su pensión vitalicia por ex presidente y ex vicepresidente. (Es como quitarle un pelo al cochino).

Cumpliendo los 8 años de cárcel solo están 3: Glas, Mera, Verduga (Terán y Martínez cumplen una pena menor). Los 15 restantes, guiados por su líder, fugaron con anticipación.

Vimos por televisión la detención del ex secretario jurídico de la presidencia cuando gobernaba Correa, Alexis Mera (según sus críticos, el mago que convertía lo ilegal en legal). Le arrestaron en Guayaquil y, supuse, sería trasladado primero a la Plaza de la Independencia de Quito para que pida “disculpas públicas” y cuelgue la placa en el palacio de gobierno, pero ¡nada! Le llevaron directo a la ´pequeña Siberia’ de Ecuador: la cárcel de Latacunga, la ciudad más fría del país que ahora está marcando grados bajo cero. Parece castigo divino para los tropicales Glas, Mera. (También para Jacobito Bucaram que está allí por otra causa). No pueden quejarse porque es la cárcel que la ‘revolución ciudadana’ construyó para ellos mismo. ¡Cosas del destino!

La frase debe ir a las escuelas

Nadie dice qué mismo va a pasar con la placa, los perdones y la capacitación que parecen buenas intenciones lanzadas al aire con un toque de sensacionalismo.

¿Quién va a leer la frase escrita en la placa colgada en la pared del palacio presidencial? ¿Quién recordará la petición de perdón, de un minuto, en la Plaza Grande?

Pero la frase es una buena intención que el Ministerio de Educación debería recogerla para que se repita todos los días en las aulas escolares y se convierta en un compromiso cívico de las nuevas generaciones de ecuatorianos con mentes sanas que algún día sustituirán a las viejas generaciones enfermas de corrupción.

¡Devuelvan la plata!

Por el momento, lo que la gente pide a gritos por las redes sociales, en los medios audiovisuales, y escribe en las columnas es: ¡devuelvan la plata, ladrones!

Y hacia allá debemos ir ciudadanos y gobernantes, a recuperar el dinero robado que está en manos de los corruptos, de sus parientes y amigos, dentro y fuera del país.

Sin darle vueltas al asunto, sin mentiras, con decisión, el nuevo gobernante deberá esforzarse por contratar servicios profesionales para seguir la ruta del dinero robado y atender esta demanda de los honestos que están cansados de los ‘vivarachos’. Él deberá apoyar las acciones para detener a los fugitivos. También le corresponderá fortalecer la legislación y las acciones de control para evitar la corrupción.

Caso contrario, el pueblo engañado lo juzgará.


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