martes, 4 de agosto de 2020

JUSTICIA INJUSTA



Los desequilibrios o la injusticia de la justicia son tremendos. Al ex presidente Rafael Correa y sus cómplices de cohecho, en el ‘caso Soborno’ que revela un perjuicio al Estado por 22’500.000 dólares (según el Procurador y aprobado por los jueces), les dieron una sentencia de 8 años. Igual a la señora María Eulalia Sanipatín, una mujer de 73 años, diabética y ciega encerrada en la cárcel por el delito de peculado, por 400 dólares (por presión pública el presidente Lenin Moreno ya la indultó). La diferencia de montos es exorbitante. Diga si no es injusticia.

Al ex vicepresidente Jorge Glas y otros, juzgados en el ‘caso Odebrecht’ por el delito de Asociación ilícita para un perjuicio al Estado de 41’100.000 dólares  (según datos de prensa), les dieron una sentencia de 6 años y al que le robó a un taxista 150 dólares, un celular y un par de zapatos (valor total más o menos 400 dólares) le dieron una sentencia de 3 años 4 meses. También en este caso, la diferencia de montos es exorbitante. Diga si no es injusticia.

Justicia doblegada por el poder

Estas son las cifras de la justicia que enfurece a la gente que se pregunta: ¿dónde está la justicia? Y confirmamos, una vez más, que la justicia está al servicio de los que tienen el poder del dinero.

Puede ser famoso, si no tiene dinero no tiene poder. Si al contrario, es un don nadie pero dispone de dinero, tiene una justicia a su medida, a su gusto y difícilmente será juzgado por más delitos que cometiere. Si tiene las dos cosas: dinero y prestigio, prácticamente es ‘intocable’. (Se entiende por ‘prestigio’, ser amigo de altas autoridades, de grandes empresarios, de financistas, de estrellas de la farándula).

Justicia amedrentada

Estos ‘intocables’, en algún momento se topan con autoridades judiciales bien paradas (como la fiscal Diana Salazar que contrasta con sus antecedieron, especialmente con aquel que salió corriendo por miedo a procesar a las altas autoridades del gobierno correista). Entonces, los ‘intocables’ usan la presión del miedo, del dinero o del chantaje.

Rafael Correa llegó a amenazar públicamente a los jueces que le juzgaban a él y otros en el ‘caso Sobornos’, por haber recibido dinero de empresarios para financiar sus campañas políticas y hasta pagar su tarjeta de crédito.

Jacobo Bucaram movió sus ‘hilos’ para que el magistrado José Miguel Torres López  rechazara la orden de captura que la fiscalía había pedido para él, pero la jueza Gianella Noritz Murillo ya dictó prisión preventiva. Jacobo y sus hermanos Dalo, Michel, prófugos, y otros, están siendo investigados por vínculos con los ‘traficantes de medicinas’ para tratar el coronavirus que fueron apresados en Guayaquil.  Recordemos que en la casa de su padre, el ex presidente Abdalá Bucaram, se encontró una bodega llena de mascarillas necesarias para protegerse del coronavirus. Sus amigos ‘traficantes de medicinas’ vendían fármacos para la misma enfermedad a precios exorbitantes y, lo más cruel, estaban en mal estado y provocaron la muerte de médicos.

Justicia segregacionista

La justicia es segregacionista. Para quienes lograron el status de ‘intocable’, usa una terminología o ‘tipificación del delito’ diferente a la de los delincuentes comunes y parece que eso marcara los tiempos de las penas con diferencias tan abismales como las que vimos.

Quien sustrae un celular en la calle, un caballo en el campo, un carro y bienes de una propiedad o empresa privada, comete un ‘robo’ y es un delincuente, un abigeo, un estruchante; en términos genéricos, es un ladrón. Quien se apodera ilícitamente del dinero del Estado incurre en ‘asociación ilícita para cometer un delito’, ‘cohecho’, ‘peculado’.  Y el ejecutor no es ‘ladrón’, es un ‘funcionario que cometió un delito’. Suena más elegante, ¿verdad?

Cárceles de lujo

Si llegaron a ser detenidos, el ‘ladrón’ va a la cárcel común que, bajo las condiciones en las que funciona el sistema carcelario ecuatoriano, es una escuela del delito. Los ‘funcionarios’ van a celdas privadas equipadas. Sin embargo, se quejan incluso ante organismos internacionales por el mal ambiente e insisten con los mejores abogados por rebajas de penas, la libertad o piden una cárcel específica. Quieren estar en una ciudad grande para continuar con los placeres de la vida a los que estaban acostumbrados cuando eran libres y poderosos. Por información reservada conocimos que un alto funcionario que ahora está en la cárcel de Latacunga, cuando estaba en la cárcel de Quito, a la medianoche salía a dormir en un hotel de lujo.

Se reintegra a la sociedad

El ‘intocable’ que no huye a un ático en Europa, a un autoexilio en México, Miami u otra ciudad y país, cumplida su sentencia vuelve a ser líder de opinión. Los periodistas le buscan para entrevistarle sobre la especialidad que tuvo antes de que se convirtiera en ‘funcionario que cometió un delito’. Incluso consiguen otro cargo o lucha a capa y espada para volver a ser candidato (como lo está haciendo Rafael Correa procesado por varios delitos). O si le da ‘la regalada gana’ retorna a sus andanzas gritando: ¡Viva la Patria! Pero una persona cambia de look: físico, ropa, hasta sus costumbres, pero no cambia sus instintos. Sigue siendo lo que siempre fue: un funcionario corrupto.

(Detalles de los casos comparados en esta nota busque en los títulos:

*Tres años de cárcel por robo. Eldiario.ec  28 junio 2019.

*Un año de cárcel por robar 2 caballos. La Hora. 21 julio 2020.

*Mujer ciega fue llevada a la Penitenciaría sentenciada por peculado en hospital infantil de Guayaquil. El Universo 29 julio 2020.

*Ecuador: Odebrecht envió $ 41,1 millones a 7 firmas. El Universo. Domingo 30 de julio 2017.

*Tribunal confirma sentencia de seis años de prisión para Jorge Glas Espinel. El Universo. 16 octubre 2019.

*Procuraduría exige una reparación USD 22,5 millones en el caso Sobornos. El comercio. 4 septiembre 2019.

*Ratifican condena contra Rafael Correa en segunda instancia. Republica.ec. 20 julio 2020.)

 

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