viernes, 25 de marzo de 2022

ALFREDO PINOARGOTE, EL PERIODISTA DE OPINIÓN QUE ENFRENTÓ AL PODER, SE FUE


Un acontecimiento lamentable tuvimos en los últimos días: el fallecimiento de Alfredo Pinoargote, uno de los periodistas de opinión más destacados de Ecuador. Impactaba la franqueza y claridad con la que escribía y hablaba. Se mantenía siempre bien informado, denunciaba la corrupción viniere de donde viniere, así como la manipulación de la justicia. Gran analista político, denunciaba los pactos ligados a intereses personales y partidistas.

Esto molestaba a los que se repartían los cargos, los recursos del Estado. Recuerdo el día que, por uno de sus temas, los intocables ‘dueños de Guayaquil’ habían llegado furiosos a buscarlo en  su oficina, no sabemos con qué intención, felizmente no lo encontraron. Si el propósito fue amedrentarlo, no lo consiguieron, siempre se mantuvo firme en sus ideas y su forma de expresarlas: con voz alta, palabra firme dotada de cierta ironía. Por ejemplo, cuando se hablaba de un posible enfrentamiento armado entre Colombia y la Venezuela gobernada por Chávez, Alfredo escribió que los militares colombianos ganarían por sus años de enfrentamiento a la guerrilla, mientras los militares venezolanos se pasaban la vida tomando whisky.

Una evidencia importante de sus denuncias es su libro que debería digitalizarse: ‘El monumento al poder (La vía perimetral)’. (Alfredo Pinoargote. Ensayo. Primera Edición, 1987. 122 págs).

La editorial resumió así el tema: “La cuestionada vía perimetral a Guayaquil es analizada por el periodista Alfredo Pinoargote (director del diario ‘El Universo’, en Quito) de un modo global: los compromisos del gobierno del ingeniero León Febres Cordero, la plusvalía, el diseño técnico, el financiamiento, el sobreprecio, las dimensiones (¿sobredimensiones?) de  la obra, el manejo político en medio del cual se hizo florecer el regionalismo.

El monumento al poder -la vía perimetral a Guayaquil- de Editorial ‘El Conejo’ constituye un testimonio documentado sobre la obra de infraestructura urbana más grande de la década del 80”.

Los corruptos de ayer y de los últimos tiempos –porque los corruptos no se acaban, se suman, se multiplican- se sentían tan afectados por las palabras de Alfredo Pinoargote que en los últimos tiempos pedían casi a gritos que se jubilara, mientras los que buscaban una limpieza ética, lo aplaudían.

Tras muchos años de enfrentar a los poderosos, Alfredo se fue a descansar en paz. Queda para los jóvenes como un  ejemplo de opinión valiente.

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