miércoles, 15 de abril de 2020

EL CORONAVIRUS Y LA MUERTE VIAJAN SILENCIOSOS POR LOS PÁRAMOS


Por Mariana Neira
El gobierno ya había dictado medidas emergentes para combatir al coronavirus e incluían no hacer fiestas para evitar el contacto y contagio, cuando -se comenta-, a contracorriente, en Colta, al sur de Riobamba, que tiene una alta población indígena, celebraron una boda. Habrían asistido unas 100 personas, entre ellas dos turistas franceses infectados por el coronavirus.
Detectados por los síntomas las autoridades enviaron a los extranjeros a un hospital en Ambato. Y, automáticamente, “40 personas entraron al cerco epidemiológico por tener contacto con estos turistas”. (Fuente nota: ‘Dos extranjeros son los primeros casos de coronavirus en Chimborazo’. Ecuavisa 19 Marzo, 2020).
La provincia de Chimborazo tiene la mayor población indígena en el país. Según el censo del 2010, de 458.000 habitantes, 174.000 eran indígenas, o sea un 38%.
El caso de Colta no preocupó mucho a los habitantes de Riobamba, capital de Chimborazo, que es otro mundo. Se asustaron sí, cuando aumentó el número de contagiados y apareció el primer muerto en esta ciudad.
“La mañana del jueves 2 de abril del 2020, un joven de 27 años falleció en el Hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de Riobamba. Él presentaba síntomas relacionados con el covid-19 y estaba identificado como sospechoso de estar infectado”. (Nota: ‘Un joven de 27 años falleció en Riobamba con sospecha de covid–19’. El Comercio. 2 de abril 2020).
Dos días después otro muerto por la peste en Riobamba, era una adulta mayor. Entonces sí, comenzó a verse al coronavirus como un problema en la ciudad, pero en el campo seguía agazapado.
Llegan a morir como los pájaros
Más al sur de Colta, a 90 km de Riobamba, está el cantón Alausí con su hermoso conjunto lacustre Ozogoche que tiene alrededor de 60 lagunas de diferentes tamaños y formas. Muy cerca está el conjunto de lagunas Colay. A una de estas (Colaycocha, se llamaría), aves llamadas gi-glis van en mayo y septiembre para suicidarse lanzándose al agua. El fúnebre espectáculo ha sido visto por indígenas y mestizos. Según la leyenda indígena, es un tributo a los dioses, pero por ahí alguien apareció con una explicación científica: al pasar por este lago las aves aspirarían el gas carbónico emanado por un volcán apagado que existiría en el fondo del agua, por eso morirían.
Ahora que llegó el coronavirus, los páramos chimboracenses vuelven a ser míticos, pero con protagonistas reales: los indígenas que emigraron a la tropical Guayas, provincia que limita con el sur de Chimborazo. Esta emigración ha sido histórica. Los meses que no había siembra y cosecha en la Sierra, los indígenas chimboracenses iban a Guayas y otras provincias de la Costa para trabajar en las plantaciones de banano, café, etc., en sus puertos. Algunos regresaban afectados por enfermedades tropicales.
Ahora sus descendientes van al Guayas para realizar trabajos agrícolas y muchos a su capital, Guayaquil, para comerciar alimentos, principalmente. Se calcula que allá hay 200.000 emigrantes chimboracenses (indígenas y mestizos).
Pero les agarró el coronavirus y no quieren morir allá, tampoco que sus cuerpos terminen abandonados y en fosas comunes de Guayaquil. Entonces, como los gi-glis, retornan al páramo para morir. Nomás que en algunos casos la muerte se les adelanta y regresan en ataúdes escondidos entre las frutas tropicales que transportan los camiones.
Camiones con alimentos y muertos
Los vivos también vuelven, en grupos, usando los mismos camiones de frutas o a pie, abriendo chaquiñanes, como se puede ver en videos publicados en las redes sociales.
“Un féretro embalado en plásticos y oculto entre gavetas de alimentos fue descubierto la mañana de ayer, miércoles 8 de abril del 2020, por militares de la Brigada Blindada Galápagos en un punto de control situado en el límite entre Chimborazo y Guayas, a la altura del cantón Cumandá”. Al siguiente día, en otro camión viajaban vivos tapados con ramas de eucalipto.
“Entendemos el miedo de la gente y el deseo de refugiarse en sus hogares, o de enterrar a sus seres queridos, pero al hacerlo sin ninguna precaución ponen en riesgo las vidas de sus mismos familiares y de los demás”, dijo Luisa Loza, gobernadora de la provincia. (Nota: ‘Un detenido por ingresar a Chimborazo con un cadáver oculto entre cajas de alimentos’. El Comercio. 9 de abril de 2020).
Y empezó a correr el miedo. El día que se conoció este dato, algunas familias riobambeñas desistieron de comprar alimentos de la Costa por temor al contagio del coronavirus que viajó dentro del muerto y el muerto encima de las frutas.
El diario riobambeño La Prensa (10 de abril 2020) consultó al doctor Fausto Maldonado, neumólogo, si el muerto pudo haber contagiado las frutas y él respondió: “No, no, en absoluto, ya sabemos cómo se comporta el virus, otro hecho, se dice que en los periódicos viene el virus y la gente andaba con el terror de que no se debe comprar el periódico, eso es totalmente falso”.
Otros mueren en sus casas
Eso sucede con los muertos viajeros, pero otros están muriendo en las comunidades indígenas, dentro de sus casas. Lo contó el concejal de Colta, Luis Yumisaca: “Yo he pedido  al Municipio que dote de combustible a los vehículos de los bomberos de Colta para que ellos trasladen los cadáveres al Cementerio. Se demora el retiro de los cadáveres entre 12 y 24 horas. Un cadáver estuvo abandonado dentro de la casa porque nadie se puede acercar”. Y pidió: “Un correcto manejo de los cadáveres  porque en un cementerio han ingresado a las 11 de la noche a sepultar a una persona”.
La tradición campesina y de muchos citadinos, en Chimborazo, es enterrar a sus muertos con muchos acompañantes, llanto, música triste, bastante comida y licor para matar a la pena. Pero el coronavirus está alterando hábitos y costumbres. A los muertos los entierran en el panteón del pueblo, a escondidas, unos pocos familiares que arriesgan sus vidas.
Según Yumisaca, estos muertos estarían escapando de las estadísticas oficiales: “Yo tengo un listado de las personas que he apoyado a gestionar en la policía las ambulancias y la retroexcavadora”. Los enumeró por comunidades y obtuvo un total de 16 personas muertas allí, en el campo, cuando las autoridades decían que en toda la provincia de Chimborazo había solo 14 muertos. “Ellos (autoridades) aducen que eran gente de edad avanzada, que tenían problemas cardíacos, y si bien no podemos confirmar que murieron a causa del covid-19, tampoco lo podemos negar… esto es lo que está pasando aquí”. (Datos del Diario La Prensa de Riobamba, 10 de abril 2020).
Piden se detecte y aísle a los contagiados
Yumisaca dijo que desearía saber cuántos campesinos de sus comunidades están contagiados. “Necesitamos que se saquen las muestras para saber lo que pasa en cada territorio, cuántos contagiados y cuántos deben estar en aislamiento. Puso como ejemplo a la comunidad San Martin donde se dieron los primeros dos contagios del covid-19 y gracias a la coordinación y organización, en su debido momento, los 114 integrantes de la comunidad cumplieron con el aislamiento y hoy por hoy, nadie resultó positivo”.
No solo en Colta, también en otros pueblos campesinos están preocupados por el retorno de la gente que estuvo en Guayaquil.
“En Cebadas, cantón Guamote, al sur de Riobamba, existe preocupación por parte del gobierno parroquial porque tiene información de que a nivel cantonal existen tres casos y, además, se produce el retorno de cebadeños que residen en Guayaquil, Quito y la Amazonía, aseveró Néstor Chávez, presidente del GADP-C. En estos casos se les pide que cumplan la cuarentena de 15 días dentro de sus casas. Estamos cumpliendo con los protocolos y se pide que cuando lleguen a las comunidades se les aísle, ya sea en los hogares o en las casas comunales, que tengan su propia vajilla, su propio baño”. (Datos del Diario La Prensa de Riobamba, 10 de abril 2020).
Felizmente la gente empezó a darse cuenta de la importancia de la acción preventiva que, también felizmente aunque en forma lenta, está ampliándose en el territorio nacional. Los medios de comunicación informaron que hasta el 13 de abril había 406 centros autorizados para realizar pruebas del coronavirus en el país. Los del Ministerio de Salud atienden gratis, los privados cobran entre 80 y 120 dólares. En Chimborazo operan los siguientes:
Riobamba; Hospital Provincial General Docente Riobamba (Público). Teléfono: (03)2628-071.
Riobamba: Centro de salud Lizarzaburu (Público). Teléfono: 0994310310.
Alausí: Hospital Básico Alausí (Público). Teléfono: (03)2930-168.
Chunchi: Hospital Básico Miguel León Bermeo (Público). Teléfono: 0999897619.
Colta: Hospital Básico Publio Escobar (Público). Teléfono: (03)2916-798.
Guamote: Hospital Básico Guamote (Público). Teléfono: (03)2916-198.
Guano: Centro de salud Guano (Público). Teléfono: (03)6290-057.
Penipe: Centro de Salud Penipe (Público). Teléfono:(03)2589-478.
(Nota: ‘Consulte aquí los centros públicos y privados autorizados para las pruebas de coronavirus en Ecuador’. Diario El Universo. 14 de abril 2020
Los vivos bajan de los cerros por montones
El retorno de los vivos desde Guayaquil está provocando cierto pánico en los pueblos urbano-rurales. Ellos, contaminados o no por el covid-19, bajan de los cerros en grupos familiares para hacer compras.
Lo dijo Pedro Morocho, morador del barrio Central de Licto: “Tenemos un problema grave con el retorno de los migrantes, hay un número considerable que está llegando a las comunidades, no sé cómo las autoridades dicen que están haciendo controles en las carreteras, que están con la Policía y los militares, (pues) parece que por arte de magia aparecen en Licto; son gente de las comunidades, esos señores bajan a la parroquia sin protección alguna, están por las calles, es como que fuera un feriado normal para ellos, no se dan cuenta de la calamidad que estamos pasando el mundo entero y ellos andan como que estuvieran de vacaciones; no hay autoridad que les diga nada, la Policía trata de controlar, pero no se alcanzan”. (Nota: “¡Por arte de magia aparecen en Licto! La Prensa, Riobamba. Sábado 11 de abril 2020).
Desnutrición y pobreza cómplices del coronavirus
Al coronavirus que llega de la Costa con vivos y muertos, en las comunidades de Chimborazo lo reciben con desnutrición.
Estadísticas oficiales dicen que los indígenas de Chimborazo son los más desnutridos del país. La Ong Cedis informó que la tasa de desnutrición infantil en Chimborazo está en el 44% y en sus parroquias rurales 60%. Es el hábitat ideal para el coronavirus.
Si a eso se suma la pobreza, el campo de Chimborazo es ‘una bomba de coronavirus’ que podría explotar. “Esta provincia registra el 64.9% de población pobre. Nueve de los 10 cantones de Chimborazo tienen mayor porcentaje de pobreza por necesidades básicas insatisfechas. Dos de sus diez cantones, Guamote y Colta son territorios considerados pobres en un 90%”, reveló la Secretaría Técnica de Erradicación de la Pobreza (Setep), mientras presentaba a las autoridades de la provincia de Chimborazo la Estrategia Nacional para la Igualdad y la Erradicación de la Pobreza (Eniep), en el gobierno de Lenin Moreno.

¿Y la Conaie dónde está?

Las acciones para enfrentar a estos problemas son lentas. Ahora que llegó el coronavirus, las autoridades, asustadas, desorientadas y con pocos recursos humanos, económicos y sanitarios, están más preocupadas por las grandes ciudades donde, obvio, hay mayores dificultades, pero no deben olvidar al campo.
En los recorridos que hacen los periodistas por Chimborazo se puede observar a unos pocos funcionarios del Comité de Gestión de Riesgos y elementos de la fuerza pública trabajando en los páramos. Y se nota la angustia de las autoridades regionales por las limitaciones que tienen.
Estarían colaborando algunos integrantes de Ong’s privadas vinculadas a la iglesia católica y a los evangelistas que se repartieron las almas de los indígenas chimboracenses.
Pero a los eufóricos líderes de la poderosa CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) no se les ve, no se les escucha, ni un boletín de prensa sobre que están haciendo por ‘sus indígenas’ envían. Ahora más que nunca ellos los necesitan en los páramos para que les expliquen por qué y cómo llega el coronavirus al cuerpo humano, cuáles son los síntomas, cómo evitar los contagios, qué hacer si se enferma, y para que ayuden a recoger cadáveres en las casas y enterrarlos.
Se los necesita para que como organización que ‘lucha por sus indígenas’, den apoyo moral y material a los desvalidos del campo: niños y adultos mayores.
Todos debemos unirnos para salvar del coronavirus a los campesinos, a los indígenas que esparcidos por el campo tienen dificultades hasta para cultivar. Eso nos advierte de otro peligro en un futuro inmediato: escasez de alimentos.


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